En una primera fase el paciente se reúne con el ginecólogo para revisar la historia clínica.
En esta consulta la paciente expone sus problemas, objetivos y preocupaciones y el médico le propondrá el tratamiento indicado para alcanzarlos, así como las posibles sinergias con otros tratamientos.
Si no existe contraindicación, tras la firma del consentimiento informado, se procederá a realizar el tratamiento.
Si la paciente lo desea, se puede realizar una fotografía del antes y del después.
El tratamiento es ambulatorio y tiene una duración aproximada de 30 minutos, dependiendo de la extensión de la zona a tratar y del tipo de problema.
El procedimiento es mínimamente invasivo y se aplica anestesia local (crema o subcutánea) para que resulte indoloro.
A su salida de la consulta una vez realizado el tratamiento, el paciente puede proseguir con su actividad cotidiana y tendrá que seguir las recomendaciones post-tratamiento que se le entreguen.
Se fijará una visita de seguimiento para valorar la evolución y los resultados.