En una primera fase el paciente se reúne con el médico para elaborar la historia clínica. En esta consulta el paciente expone sus problemas y preocupaciones y el médico le planteará el tratamiento indicado para alcanzar sus objetivos, así como las posibles sinergias con otros tratamientos.
Si no existe contraindicación para llevar a cabo el tratamiento, se entrega y firma el consentimiento informado con las especificaciones relativas a la ejecución del tratamiento y, si el paciente lo permite, se realizará una fotografía del antes y del después.
El tratamiento con neuromoduladores se realiza de forma ambulatoria mediante la inyección de dosis muy bajas del fármaco en los músculos faciales para inducir su relajación. El número de inyecciones depende del tamaño de la zona a tratar y del resultado que se quiera obtener.
El procedimiento es mínimamente invasivo y casi completamente indoloro.
Se puede aplicar una crema anestésica o anestésico local con el fin de aliviar la pequeña sensación de malestar generada por la inyección.
A su salida de la consulta una vez realizado el tratamiento, el paciente puede proseguir con su actividad cotidiana y tendrá que seguir las recomendaciones post-tratamiento que se le entreguen.
Se fijará una visita de seguimiento para valorar la evolución y los resultados.
El efecto que conseguimos con los neuromoduladores es una relajación temporal de los músculos faciales que forman arrugas. El procedimiento se realiza mediante la administración de pequeñas microinyecciones en las zonas a tratar.