En una primera fase el paciente se reúne con el médico para revisar la historia clínica. En esta consulta el paciente expone sus problemas y preocupaciones y el médico le planteará el tratamiento indicado para alcanzar sus objetivos, así como las posibles sinergias con otros tratamientos.
Si no existe contraindicación para llevar a cabo el tratamiento, se entrega y firma el consentimiento informado con las especificaciones relativas a la ejecución del tratamiento.
Si el paciente lo permite, se realizará una fotografía del antes y del después.
El procedimiento es mínimamente invasivo y casi completamente indoloro.
El peeling químico consiste en la aplicación, sobre las zonas a tratar, de una solución que elimina la capa superficial de la piel, aportando una textura de la piel más suave, luminosa y menos marcada por manchas, arrugas e imperfecciones.
El tratamiento es ambulatorio y tiene una duración aproximada de 30 minutos, dependiendo de la zona a tratar o del protocolo elegido.
A su salida de la consulta una vez realizado el tratamiento, el paciente puede proseguir con su actividad cotidiana y tendrá que seguir las recomendaciones post-tratamiento que se le entreguen.
Los peelings químicos pueden provocar ardor, enrojecimiento, irritación y descamación, que desaparecen tras unas horas.
Es crucial seguir las recomendaciones post-tratamiento y ser paciente los primeros días.
Se fijará una visita de seguimiento para valorar la evolución y los resultados.